Cotidianidades... 51

04/mayo/2014

Cotidianidades…

Cuentan fuentes poco fidedignas que en Hollywood andan muy preocupados porque Chiapas está a punto para disputarles el título de “meca del cine”. Esto se debe a que nuestros apreciables gobernantes han logrado que la capital del estado parezca un set tamaño natural para una película de terror aunque, con empeño e imaginación, también podría utilizarse en otros géneros.

Por ejemplo, si se tratara de una película de guerra, tenemos disponibles varias calles de considerable extensión que podrían ser empleadas como zonas bombardeadas, y conste que no me estoy refiriendo a las innumerables avenidas paralizadas por obras —donde por cierto, a veces no se ve a nadie trabajando, así que ahí también podrían filmar a su gusto y sin nadie que los moleste—, sino al resto de las calles que están llenas de baches y zajones que dicen ser vados.

Ahora, si lo que pretenden es conseguir escenas donde los personajes estén al borde de la locura y la desesperación absoluta, a diario tenemos a cientos de automovilistas —entre los cuales me cuento— enfrentándonos unos a otros, viendo como reina el caos vehicular y preguntándonos si nuestros estadistas no saben cómo usar las señalizaciones y las funciones que podrían cumplir los agentes de tránsito que sólo aparecen para cobrar mordidas. Se los aseguro, no deberán esperar mucho para obtener imágenes de rostros de angustia, impotencia y enajenación, ¡todo en un solo gesto!

Quiero aclarar —por si alguien estuviera interesado en filmarnos—, que no somos ningunos improvisados. Como si fuéramos actores profesionales, desde antes de salir de casa hacia este espectáculo desquiciante, intentamos preparar nuestras emociones para enfrentar esta ciudad malherida. Si bien en las noches no hay casa donde no se hable del tema y de esa manera nos pasamos tips y compartimos experiencias que pudieran hacer más llevadera la vida, así como darnos algunas certezas para el día siguiente, apenas salimos nos damos cuenta de que, como si fuera un gran hermano, las reglas cambian a diario y cada vez nos encontramos con menos caminos por dónde circular, más anarquía vial y menos respeto del orden, así que la locura no sólo continúa, sino que se incrementa.

Por otro lado —esto lo digo para los señores productores cinematográficos—, pueden ahorrarse muchos dólares, porque no necesitarán actores que finjan ser malos. Como nuestros gobernantes piensan en todo, han mandado a poner decenas de espectaculares donde más que sonreír, varios servidores públicos parecen estarse burlando de nosotros. En realidad se tratan de precampañas electorales de sujetos vacuos que pretenden mantener el desorden y la ingobernabilidad, es por ello que gastan mucho en imagen pública aunque al mismo tiempo hayan varios cientos de miles de niños en pobreza extrema que no saben si podrán comer el día que les amanece. Esto no es queja, por favor, nunca sería esa mi intención. Solamente les estoy proponiendo un argumento para aprovechar este montaje infernal y que así su película salga más barata.

Pero esto no es lo único. Por si no le alcanza también contamos con calles sin ningún tipo de iluminación, delincuencia en aumento, falta de gobernabilidad, la sospecha abierta de que tantas obras (que dudamos estén listas para antes de las lluvias) benefician muchísimo a unos pocos amigos y de que un buen porcentaje del presupuesto está siendo destinado para pagar deudas de campaña.

¡Ya sé que está pensando! Si todo lo anterior resultara cierto, este set-ciudad podría muy bien servirle para realizar un film donde el tema principal sea el olvido de la razón y la decadencia. Que quede claro, fue usted quien lo pensó y no yo quien lo dijo, así que la idea es suya y puede aprovecharla como mejor le parezca, le aseguro que no se sentirá defraudado.

Sólo le pido que aproveche este momento y no se tarde más de dos o tres sexenios, pues me da la impresión de que la población comienza a cansarse y capaz hasta busque caminos para cambiar este desorden invivible. Incluso, se lo digo de cuates, hay quienes hablan de candidaturas ciudadanas —Dios nos libre—, ¡como si los partidos políticos actuales no nos representaran!

No se alarme antes de tiempo. Todo parece indicar que mientras el poder siga en las manos que ahora se encuentra, usted tendrá a su disposición esta ciudad caótica donde reina el hastío, la arbitrariedad y la confusión.

Hasta la próxima.

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