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Mostrando entradas de enero, 2018

Cotidianidades... 199

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De niño no me gustaban los juegos de rondas, no entendía qué podía tener de divertido gritar “¿Lobo estás ahí?”, y mucho menos sentido le encontraba al juego de “Juan Pirulero”, ese en el que cada quien atiende su juego. Creí que ya había dejado esas épocas atrás y que no había manera de volver a encontrarme con Juan Pirulero. ¡Mentira! Ahí sigue, nada más que modernizado y con dos grupos de participantes claramente diferenciados; por un lado la mayor parte de la ciudadanía, y por el otro aquellos que dicen manejar el poder (aunque luego quede claro que ni eso pueden). Es así como el presi Peña, por ejemplo, declara que las redes sociales “a veces son muy irritantes”. Ni que fueran chiles, pensé en un primer momento —y acá entre nos, para devolverle un albur del pasado—, nada más que casi de inmediato comprendí que se refería a que las personas comunes y corrientes suben (subimos) a Internet aquello que nos acontece en el día a día, como comparar recibos de gas y gasolina, grabar a

Cotidianidades... 198

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Ahora que la Casa Blanca debió cerrar su gobierno durante el fin de semana, y en apoyo a los miles de “dreamers” (jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños), decidí yo también cancelar actividades y echarme al sofá desde el sábado temprano para esperar ahí, en calidad de bulto, a que llegara la hora de los dos partidos de futbol americano del domingo y entonces sí, abrir funciones o las botanas, lo primero que encontrara. —¿Y de cuándo acá andas tan influenciado por el gobierno gringo? —me preguntó la dueña de mis quincenas, según ella, con interés académico. Debí explicarle que para estar a tono con ciertos filamentos de la cultura nacional contemporánea, había decidido actuar conforme a mis intereses e idearios personales y egoístas, y no de acuerdo a patrones instaurados en el pasado. Para ejemplificar este modelo de pensamiento, le señalé el nombre de varios políticos, que ahora corren a abrazar a quien antes señalaban con odio. —¿Eso qué signific

Cotidianidades... 197

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Dispuesto a contribuir con la economía mundial, decidí evaluar en qué rubro invertir lo que me quedó de la quincena. En un principio pensé en la Bolsa de Nueva York, pero casi de inmediato recordé las actitudes xenófobas del presidente Trump y pensé, “¡que se frieguen!, los de Wall Street no verán mi dinero”. Evalué entonces especular con el dólar, pero al ver su precio actual comprendí que, en todo caso, el dólar especularía conmigo. —Considera los bienes raíces —me sugirió la dueña de mis quincenas, riéndose de mis fantasías. No sólo las consideré, sino que además busqué precios, y descubrí que las monedas que tenía en la mano no alcanzaban ni para comprar una ventana. —Las casas están carísimas —se me ocurrió decir en voz alta, y el querubín, que parecía estar atento sólo a las caricaturas, corrió para decirme: —¡Yo tengo la solución!... Vendamos limonada en el parque. —¡Qué gran idea! —le respondí entusiasmado, le di una palmadita en la espalda y lo mandé de regreso a

Cotidianidades... 196

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Ni bien había terminado el 2017, y ya estaba yo engullendo las correspondientes doce uvas mientras pensaba en las docenas de proyectos que debía echar a andar en este año nuevo. De hecho, mi primer propósito fue el de invocar a las fuerzas del universo para atiborrarme con la energía necesaria para lograr tantos objetivos juntos, con los que si bien no pienso revolucionar el mundo, sí me imagino dando algunos giros positivos en mi vida. El 1º. de enero en la tarde, todavía adormilado, comencé a sospechar que el universo estaba en sus días libres o que las uvas eran transgénicas. —Es la cruda de sueño —intentó consolarme la dueña de mis quincenas. Los siguientes días, fríos y nublados, no quería salir de la cama más que para comer. —Quizá te pasa lo de las iguanas de Florida —me explicó mi esposa—, que el clima helado las está dejando congeladas. Molesto con el símil, decidí romper con la flojera, aunque para lograrlo empeñara el alma, y casi lo logro, nomás que en el camin