Cotidianidades... 142
Levanté el vaso con vino para brindar por una pareja de amigos que cumplían tres años de casados, cuando la novia —ahora esposa— se acercó a preguntarme qué opinaba sobre el matrimonio. Envalentonado por el momento decidí expresar lo primero que me llegó a la mente, sólo que entonces descubrí a la dueña de mis quincenas acomodándose el cabello para escuchar mejor, y yo, sin amilanarme, espeté con voz estentórea para que todos lo oyeran y no sólo ellas: —Déjame pensarlo y después te digo. Y en verdad sigo creyendo que es lo más honesto que podía expresar en ese instante, porque más allá de quienes me rodearan, era un error intentar pronunciarme con unas pocas frases sobre una relación tan compleja y llena de aristas y pasadizos como lo es el matrimonio. Además, cada quien habla según le va en esta feria llamada vida. En mi caso, por ejemplo, viví muchos años de soltero, y si bien eso me permitió navegar durante varios lustros a mi antojo y por donde se me diera la gana, no ...