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Mostrando entradas de julio, 2015

Cotidianidades... 109

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12/07/2015 Mientras intentaba elucubrar una nueva historia para niños, a un amigo y colega se le ocurrió sugerirme que pusiera mucha atención a mi hijo, ya que además de ser fuente de inspiración, entre sus juegos y comentarios podría encontrar una anécdota que me valiera el nobel. Pobre niño, le hice tal marcación personal, que por poco lo vuelvo paranoico, y consideré que fue efecto de mi acoso el que llegara a contarme que “un pajarito subió a un árbol, se convirtió en Hulk azul y luego saltó a un avión para llegar a un hormiguero que se llenó de agua”. Le mandé un mensaje a mi amigo y colega advirtiéndole que si volvía a acercarse a mi casa, lo sentaba en un hormiguero. L e pedí disculpas al querubín por haberlo desquiciado y, dispuesto a descargar el peso de mi conciencia, en la oscuridad de la noche trepé al auto para ir a comprarle su helado favorito. Parecía que iba yo bailando reguetón, pero por la cantidad de baches que debí pasar y que ya dañaron los amortiguado

Cotidianidades... 108

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09/07/2015 En todos los pueblos siempre hay personajes imprescindibles, sin los cuales el paisaje parecería yermo y no habría tantas anécdotas que contar. Los hay desde quienes se ganan el respeto y casi la veneración de varias generaciones, como las parteras, que ayudan a nacer a decenas de niños y niñas en los cuartos der sus padres o junto al fogón de la cocina, pero también está el buscapleitos, la cuenta leyendas, el que presta dinero y, cómo no, el borrachín del pueblo, que de pronto aparece en medio de las fiestas familiares zapateando al ritmo de la marimba y con la mejor bebida de la casa en las manos. Hace varias décadas, en el pueblo de mi padre, hubo un hombre que de trabajador y honrado se echó a la bebida hasta que logró —como lo describía mi tío Humberto— olvidarse de sí mismo. Con el tiempo fue perdiendo pertenencias, respeto y familia, y para pagar sus borracheras debía echar mano de trampas, tranzas y robos descarados. Además del borrachito, vivía ahí