Cotidianidades... 81
01/nov/2014 Cotidianidades… Hace algunos años, una octogenaria vecina de mis padres, venció la vergüenza que le causaba pedir ayuda económica, pues decía necesitar un remedio que le curaría muchos males. Mi madre, consternada y con el afán de ayudarla, le preguntó qué remedio era ese para comprárselo. La anciana enrojeció y después de varios rodeos, confesó que se trataba de una crema que anunciaban en la televisión y era muy buena para quitar arrugas. Mi mamá le compró la crema, misma que le fue devuelta menos de quince días después, acompañada por la indignación de la anciana, quien vociferaba que le habían tomado el pelo, en virtud de que a pesar de estarla usando día y noche, nomás no la había rejuvenecido. Si bien la anécdota da para la chanza, en la vida cotidiana es fácil encontrar a quienes tratan de solucionar problemas enmarañados y con mucha profundidad de esa manera, maquillándolos o dándoles una repelladita, que total, si no se les ve es casi como si no existieran...