Cotidianidades... 208
Con el querubín abordamos el avión para regresar a casa después un viaje fantástico. Entre tanta euforia, el niño comenzó a empujarme e intentó hacerme cosquillas para comenzar una “lucha épica”, en la cual yo podía elegir ser el villano que más me gustara, mientras que él sería el súper héroe que de cualquier forma me derrotaría. Más o menos a la mitad del vuelo —y después de ciertos intervalos de descanso— la lucha se tornó intensa, en ese momento, también, entramos a una zona de turbulencias y viví las sacudidas más fuertes que haya sentido en un avión. Los cinturones evitaron que nos eleváramos varios centímetros de nuestros asientos, escuchamos cómo tronaba el fuselaje y comenzamos un evidente descenso con la parte frontal inclinada. El niño me pegó en el estómago, con su gesto de pillo evidenciaba las enormes ganas que traía de vencerme, atrás de nosotros escuché imprecaciones contra el clima y el destino, alguien más rezaba y varias voces de angustia, que de pronto sonaron ...